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25 octubre 2011

HISTORIA DE AMOR


Cuando un niño Cherokee pasa a la adolescencia, el padre se lo lleva al bosque, le venda los ojos, lo sienta en un tronco y le dice que debe permanecer ahí por 24 horas, hasta el amanecer.

El tiene la obligación de quedarse ahí y no quitarse la venda de los ojos hasta que los rayos de sol al amanecer brillen de nuevo.

El no puede pedir auxilo en la noche… solo si pasa esa noche se convertirá en un hombre.
El no puede platicar con otros chicos sobre esta experiencia, ya que se trata de una experiencia individual.
El está aterrorizado naturalmente. Oye todo tipo de ruídos, sonidos desconocidos para él. Lobos aúllan cerca suya. Crujidos, viento, frío, animales que le rondan, quizás algún hombre que pudiera hacerle daño. Pero ahí se queda estoicamente sentado, porque sabe que es la única forma de llegar a ser hombre.

Por último, después de esa horrible noche de tensión, el sol aparece y el niño se quita la venda… y entonces, mira a su lado y ve a su padre sentado en el mismo tronco. Su padre no se había ido, ha velado toda la noche sentado junto a su hijo para protegerlo del peligro sin que él se diera cuenta.



DE LA MISMA MANERA, NOSOTROS, NUNCA ESTAMOS SOLOS. AUN CUANDO ESTEMOS EN LA MAS PROFUNDA OSCURIDAD DE LA VIDA, SIEMPRE ALGUIEN VELA POR NOSOTROS. CUANDO VIENEN LOS PROBLEMAS Y LA OSCURIDAD, NO TENEMOS MÁS QUE CONFIAR… PORQUE SIEMPRE AMANECE Y LA LUZ BRILLA.

CONFIAR ES AMOR

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Si no, es que quizás te quitaste la venda antes del amanecer.

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